Seguro te ha pasado: estás en la fila para pagar, la cajera te mira con cara de pocos amigos, pasas la tarjeta con manos sudorosas y… ¡rechazada! En ese momento, piensas que hubiera sido más fácil consultar el tarot antes de salir de casa. ¿Te imaginas una tirada de cartas que te diga si tu visa será aceptada o no?
Bromas aparte, la relación entre nuestras finanzas y el tarot es más profunda de lo que parece. No, no se trata de que la Torre del Tarot te advierta sobre la próxima crisis económica (aunque no estaría de más). Se trata de usar la simbología del tarot como una herramienta de autoconocimiento para entender nuestras actitudes hacia el dinero y el consumo.
Cada carta del tarot, con sus imágenes y arquetipos, nos habla de diferentes aspectos de la vida, incluyendo nuestra relación con lo material. Por ejemplo, el Rey de Oros, con su imagen de abundancia y éxito, nos puede llevar a reflexionar sobre nuestra propia definición de prosperidad. ¿Se trata solo de tener mucho dinero o hay algo más?
El tarot también puede ayudarnos a identificar patrones de comportamiento que nos llevan a tomar decisiones financieras poco saludables. La carta del Diablo, por ejemplo, suele asociarse al exceso y la adicción. Si esta carta aparece en una lectura sobre nuestras finanzas, puede ser una señal de alerta para analizar nuestros hábitos de consumo.
Es importante recordar que el tarot no predice el futuro, sino que nos ofrece una nueva perspectiva sobre el presente. No te dirá si tu visa será aprobada o rechazada, pero sí puede ayudarte a entender tus miedos e inseguridades en torno al dinero.
En lugar de preguntarle al tarot si te alcanzará el dinero para ese viaje soñado, pregúntate: ¿qué necesito trabajar en mí para alcanzar mis metas financieras? ¿Estoy siendo responsable con mi dinero? ¿Estoy viviendo de acuerdo a mis posibilidades?
Recuerda, la mejor herramienta para manejar tus finanzas no es la magia, sino la información, la planificación y el autoconocimiento. Y quién sabe, quizás una pizca de sabiduría del tarot te ayude en el camino.
Así que la próxima vez que vayas de compras, en lugar de encomendarte al azar, respira profundo, recuerda las enseñanzas del tarot y usa tu mejor herramienta: tu propio juicio.